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sábado, 1 de diciembre de 2012

Arias Cárdenas le entregó la casa a Kenny, el niño catirito que le robó el corazón a Chávez en Miranda: “Te cumplió el Presidente”

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Esta tarde el candidato a la gobernación del Zulia, Francisco Arias Cárdenas, hizo la entrega de 54 casas en el municipio Miranda. Entre los beneficiarios está Kenny Primera y su familia, y con esta acción Arias cumple una promesa que hizo el presidente Hugo Chávez al niño, quien tuvo un encuentro con el mandatario nacional en días del cierre de campaña, justo cuando iba a visitar la planta de1-Buteno.
La familia Primera agradeció a Arias Cárdenas y al mandatario nacional. Por su parte, Kenny manifestó alegre: “Gracias a Dios, gracias al Presidente, gracias a Arias Cárdenas, y a Tiberito”.
Arias expresó que esta entrega se hace en nombre del Presidente. “Es el cumplimiento de la palabra empeñada a Kenny. Te cumplió el Presidente”, dijo al ‘catirito’, como lo llamó cariñosamente Chávez.
Asimismo, el candidato destacó que la Misión Vivienda se profundizará en la región cuando sea ganada la gobernación.
Noticia al Día
few3 Arias Cárdenas le entregó la casa a Kenny, el niño catirito que le robó el corazón a Chávez en Miranda: “Te cumplió el Presidente”
er32 Arias Cárdenas le entregó la casa a Kenny, el niño catirito que le robó el corazón a Chávez en Miranda: “Te cumplió el Presidente”

Conozca a Kenny, el catirito que se encontró con Chávez en Los Puertos (+Video)


r34 400x282 Conozca a Kenny, el catirito que se encontró con Chávez en Los Puertos (+Video)
Un poco apurado en su ruta al complejo El Tablazo, y ya bastante adentrado en el municipio Miranda del estado Zulia, el presidente Hugo Chávez pasó revista a cada metro del camino desde Maracaibo al complejo Ana María Campo un día después de hacer su cierre de campaña en el Zulia, previo a las elecciones presidenciales. 
Uno de esos paisajes salpicado de pueblo le robó la mirada y la atención. El hecho lo compartió a los pocos minutos de iniciada la transmisión desde la nueva Planta 1-Buteno del complejo petroquímico.
«Me paré ahí porque vi a un niño en la carretera, un catirito así. Estaba muy serio mirando la caravana. Yo le veo los ojos, y sé que él me está buscando es a mí. Veníamos apurados por la hora, pero le digo al chofer: ‘Párate’, y me paré en el peaje (…) Entonces el niño así, serio, bajé el vidrio, y él imperturbable, se viene directo. Como que estaba seguro de que iba a hablar conmigo, chico, porque él ni se puso nervioso ni pegó brincos, no, no, no: se vino directo y me dio la mano. ‘Hola Chávez’”», cuenta el Presidente le dijo el pequeño.
«¿Cómo estás tú? ¿Cuántos años tienes?», le preguntó, a lo que el chico contesta con precisión: «Siete».
«Pasó para segundo grado. “¿Dónde vives?”. Me dice: “Mira aquel ranchito que está allá, Chávez, allá vivo yo con mi papá”. -”¿Y tú mamá?”. “Está en Caracas”. No pregunté más. -”¿Y tu papá?”. “Allá está vendiendo mamones”. Un señor, un hombre joven vendiendo mamones ¿ves?».
«¿Cómo se llama el niño? Kenny, se llama Kenny. Kenny se llama el catire. Bueno, a mí me provocó fue bajarme e irme con Kenny y su papá al ranchito, a tomarme un café (porque vende café también el papá, y parece que es buen café), y a comer mamones, porque a mí me gustan mucho los mamones. Le dije al coronel Luján, que está ahí al frente del Pueblo Soberano: “Toma nota, habla con el papá del niño, vamos a construir una casa ahí, vamos, y no una: cien [risas], y no cien: mil, y no mil: diez mil». ¡Ayayay, Dios mío! Y a ver cómo incluimos a ese señor, al papá de Kenny, y a 100 más como él, y a 500 más en la Gran Misión Saber y Trabajo (…) Ese es el camino, pero hay que recorrer cada esquina, cada rincón, y verle la cara a ese pueblo, y darle un abrazo a ese niño, y a ese hombre, y a esa mujer. Y tomar nota, y no

descansar ni de día ni de noche, buscando solución a los problemas. Ahora, las soluciones son con ellos, sin ellos es imposible nada. Tenemos suerte infinita, una gracia divina que creen en nosotros. Antes no creían en nadie, andaban por ahí por los caminos, en la oscurana, como decía mi abuela: la oscurana», contó el presidente Hugo Chávez.

Chávez.org